sábado, 17 de diciembre de 2016

La señora Dalloway

Título: La señora Dalloway
Autora: Virginia Woolf
Año de publicación: 1925
Nº de páginas: 336
Editorial: Catedra


Sinopsis

La señora Dalloway relata un día en la vida londinense de Clarissa, una dama de alta alcurnia casada con un diputado conservador y madre de una adolescente. La historia comienza una soleada mañana de 1923 y termina esa misma noche, cuando empiezan a retirarse los invitados de una fiesta que se celebra en la mansión de los Dalloway. Aunque en el curso del día suceda un hecho trágico -el suicidio de un joven que volvió de la guerra con la mente perturbada-, lo verdaderamente esencial de la obra estriba en que los hechos están narrados desde la mente de los personajes, con un lenguaje capaz de dibujar los meandros y ritmos escurridizos de la conciencia y de expresar la condición de la mujer de un modo a la vez íntimo y objetivo. Casi ochenta años después de su aparición, La señora Dalloway conserva intactas la oscura belleza y la originalidad que le permitieron ingresar en la restringida familia de los clásicos del siglo XX.

Opinión personal


Pocos autores conozco que pongan tanta pasión a sus obras como hace Virginia Woolf. La belleza y sentimiento que envuelven sus obras es algo absolutamente apabullante, y es precisamente por ello por lo que creo que no es una autora que pueda gustar a todo el mundo.

Esta obra transcurre en el lapso de tiempo de un solo día y no posee ninguna divisón en
capítulos, por lo que los saltos de un narrador a otro son frecuentes. Aunque reconozco que suelo decantarme por las obras que poseen una separación más concreta, he de decir que, una vez te acostumbras a este estilo que da más pie al lirismo de la narración, no se hace extraño para nada.

La narrativa empleada lleva un ritmo lento y con una cantidad de belleza y simbología que merece la pena destacar, como el recuerdo de que constantemente aparece un reloj marcando el paso de las horas y, por tanto, del tiempo y la vejez. También es frecuente las comparaciones y diálogos sobre las flores, algo que llama la atención en un primer momento, pero que es casi como una insignia de la obra.

Esta novela es una historia de personajes muy distintos y complementarios entre ellos.

Por un lado tenemos a Clarissa, con la que vemos un reflejo de la sociedad inglesa de la época, con su esnobismo y reglas. Gracias a ella conocemos el matrimonio por conveniencia y una sexualidad que debía ocultarse en la época. Los fragmentos en los que Clarissa habla de su amor hacia las mujeres son simplemente preciosos y solo por ello ya recomiendo leer la obra.

Peter Walsh, una figura muy ligada a Clarissa, representa el amor frustrado y una vida en la que nunca se llega a obtener lo que verdaderamente se desea. Es un personaje con el que fácilmente uno puede llegar a identificarse por su claro escepticismo hacia todo lo que le rodea.

Por último, cabe destacar a Septimus, quien más me ha impactado mientras leía. Septimus es un ex combatiente de la Primera Guerra Mundial, condecorado por su trabajo pero que vivió la muerte de Evans, su mejor amigo, en el frente. Tras este acontecimiento, explica como, lejos de sentir dolor, es incapaz de padecer nada. Sigue con su vida, actuando como un autómata. Se casa y vive una vida normal. Sin embargo, llega un punto en el que se evidencia que algo no está bien. Tiene visiones, se evade de todos para reflexionar sobre el sentido del mundo y comienza a hablar de matarse. Septimus padece estrés post traumático en un grado bastante grave y, mediante este personaje, Virginia (quien tenía bipolaridad y esquizofrenia y sufría desperonalización y desrealización) hace una crítica a la medicina de la época. 

Recordemos que la psiquiatría y las enfermedades mentales siempre se han tratado como algo pasajero y sin importancia y es precisamente lo que vemos que ocurre con la aparición de unos médicos que, lejos de ofrecerle un correcto tratamiento, van induciendo a Septimus más y más en su locura.

Mi opinión personal es que este libro está cargado de intensidad y que por tanto muchas veces necesitas leerlo despacio, con calma, para ir asimilando lo que cada sentimiento o recuerdo implica para cada personaje y así empatizar con ellos. Es una novela que puede dejarte exhausta si llegas a sumergirte en sus sucesos, por lo que no recomiendo leerla si estás estresado con los estudios o el trabajo. 



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